Abrirnos al jardín interior
Una idea que me ayudó en distintas situaciones de la vida es que el afuera no define del todo aquello que estoy viviendo en tiempo presente y mucho menos el porvenir; por el contrario, muchas de las dinámicas de la vida, el desenlace, las consecuencias de esas dinámicas son más bien mi actitud frente a eso que acontece, la manera en que lo observo, las reflexiones que sea capaces de disparar, las acciones que efectúo, la confianza en mí mismo, las relaciones con los demás. Hay mucho en juego aquí, hay valores, mandatos familiares, paradigmas, miedos, hay tendencias emocionales a reaccionar de una forma u otra.
El párrafo anterior seguramente te resulta familiar, hoy se habla mucho de hacernos responsables de lo que pasa afuera y con qué disposición me relaciono con ello.
Así que voy ampliar este punto. Aquí va mi aporte a esto.
Lo que me ayudó mucho en la vida es comprender que la relación con el afuera NO es como un binomio, yo y la realidad, la realidad y yo, aquello a lo que llamamos realidad es todo, yo estoy dentro de la realidad, yo soy la realidad en un todo y cuando puedo comprender esa dimensión de unidad en la que habito y que formo parte de la realidad misma, somos uno con la realidad.
No hay realidad fuera de nosotros.
No hay una realidad ajena a mí, por fuera de mí.
Pero claro, puedo relacionarme con la realidad como si estuviera afuera, o puedo relacionarme con la realidad como dentro de esa unidad. La diferencia es que en la última proposición yo estoy en mi lugar, y en ese lugar tengo la fuerza necesaria.
Cuando supero la idea de que confronto con una realidad que no está afuera de mí, pasan cosas.
Recapitulando
Cuando decimos que el afuera es el reflejo de mi adentro, o cuando decimos que las respuestas al afuera están dentro de uno mismo, nos movemos con un paradigma limitante, porque nos separa de la realidad, porque divide la realidad. El paradigma funciona, pero limitado.
No hay realidad fuera de nosotros
El mayor poder radica en la unión, en la integración, cuando puedo sentirme parte de la realidad, cuando puedo jugar como parte de la realidad, ahí es donde empiezo a conectar con un poder que antes no tenía, un poder de hacer, un poder de trabajar.
Cuando me abro a esta visión del ser humano, me convierto en parte de un paisaje mucho más grande. Entonces vuelvo a encontrar mi lugar. Me vuelvo más parte del río de la vida. Nado en el río de la vida, sin necesidad de detenerme, congelarme o bloquear su movimiento.
El verdadero poder para lograr algo, para acompañar el desarrollo de una situación, el comienzo, el desenlace y final de una situación, el verdadero poder es cuando puedo tomar conciencia que no hay una realidad afuera que a través de mi actitud debo confrontar, es tomar conciencia que yo soy esa realidad, esto que propongo, esto que digo, es una conciencia sistémica, yo soy la realidad, soy parte de ella, yo soy todo eso.
Un ejemplo de un paradigma limitante
Solemos decir "hay que cuidar la naturaleza porque si se daña la naturaleza nos va a perjudicar". No, no, la naturaleza no está allá afuera, somos nosotros mismos, somos el punto quizás más elevado del desarrollo de la naturaleza, somos parte.
Esta conciencia es sistémica, y dice así: hay que cuidarnos a nosotros mismos, parte de mí es el mundo mineral, el vegetal y nuestros hermanitos menores, el resto de los animales.
En occidente hemos hiperdesarrollado la visión del individuo aislado, pero entiendo cuántos siglos hemos desarrollado nuestro YO y desarrollado nuestra individualidad, pero entiendo que aprendemos a vernos por fuera de las cosas y no estamos por fuera de nada, somos esas cosas, somos esas situaciones, somos todo, nada está ajeno de mí.
Por eso, cuando nos transformamos a nosotros mismos, las cosas cambian afuera,
En esa ilusión de que hay un adentro y un afuera uno ve que transformando el adentro se transforma el afuera, eso sucede porque estamos hablando del mismo espacio, solo que a nuestra mente le es mejor pensar en adentro y afuera, arribas y abajos, lindos y feos, etc.
Sistemas
Así que esto que digo de que somos la realidad es una propuesta con una impronta claramente sistémica, incluirme en el todo, sentir con conciencia que soy parte de un todo.
Y para hacer esto, hay que tomar nuestro lugar en el sistema, hay realmente poder y cuenta con toda la energía. Tomar tu lugar es una conciencia sistémica.
Y cuando tomamos nuestro lugar, podemos sentir las dinámicas sistémicas que me atraviesan, puedo sentir el propósito del sistema, puedo mirar si ese propósito está en línea con el mío, puedo darme cuenta hacia dónde se orienta el mayor caudal de energía de este sistema.
También podemos sentir el éxito de ese sistema, porque la mayoría de los sistemas en los cuales estamos son sistemas exitosos, han tenido fuerza y éxito en la vida.
Ojalá esta reflexión despierte en vos una dinámica de interés que te permita contemplar la posibilidad revisar si estamos en nuestro lugar en la vida.
Mario Curuchet
Senior Coach Ontológico Prof.
Facilitador de Constelaciones Familiares
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