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Foto del escritorMario Curuchet

La lucha por el bienestar.


En la profesión y el trabajo.

No todo el mundo la pasa bien, incluso haciendo lo que le gusta.


Hoy nos enfermamos más rápido cuando no estamos bien en el ejercicio de nuestra profesión, incluso amándola. Nuestro cuerpo acusa la incomodidad y pone en evidencia que no estamos pasándola bien, mucho más rápido que en generaciones anteriores.

Nuestras emociones hoy tienen más permiso de manifestarse, de ser vividas en el cuerpo. Me gusta decir que estamos en el primer siglo de desarrollo emocional consciente.

Aunque no lo parezca, generalizando, somos más emocionales que nuestros padres. Estar en contacto con nuestras emociones tiene sus riesgos, que vale la pena correrlos mientras aprendemos a hacerlo mejor.


Por otro lado, los paradigmas de cómo nos relacionamos con el trabajo están cambiando, por eso hay mucho que aprender de las nuevas generaciones sobre este tema.  Mientras el sacrificio, la lucha, la constancia en un mismo camino, la rudeza frente a las situaciones difíciles caracterizaba al paradigma de anteriores generaciones; la emocionalidad, la recompensa o el salario emocional, las relaciones de bienestar y el cambio son características de una nueva forma de trabajar.



La lucha por el bienestar - por Mario Curucyet

La lucha por el bienestar.

Nuestra profesión o nuestro trabajo son áreas que comenzaron haciéndose cargo de nuestra supervivencia y la de nuestros seres queridos. Sin embargo, en la actualidad, también se hacen cargo del bienestar que experimento en el ejercicio de mi profesión y el bienestar que a partir de allí llevo conmigo donde vaya.

Es justamente eso lo que está cambiando: la necesidad imperiosa de sentirnos bien con la profesión, en nuestro trabajo. Y estamos a prendiendo, muchos ignoramos como hacerlo.

Ahora bien, ¿cuánto tiempo le dedicamos a la profesión, cuántas horas trabajamos?

Estar bien en el trabajo pareciera una lucha y ese no es el camino.


El camino es ser ambiciosos por el bienestar, por la paz, por relaciones trasnparentes, por experiencias placenteras; aprender, cambiar, fluir, son tiempos nuevos.

Y para ello, un proceso interno que me acerque a mi mismo es el mejor camino.

Por ejemplo: podemos comenzar a detectar el o los paradigmas con los que me relaciono, verificar su utilidad y, en el momento apropiado, transformar ese paradigma si así lo requieren mis emociones, mi cuerpo, mis seres queridos.

Los paradigmas no se extirpan como otras cosas, los paradigmas nos constituyen, solo podemos transformarlos.

Hay mucho por hacer, pero los primeros pasos parecieran los más difíciles.



Mario Curuchet

Senior Coach Ontológico Prof.

Facilitador de Constelaciones Familiares

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